Este es un pequeño relato que describe claramente el porque debemos tener cuidado de hablar mal de las personas que nos rodean, especialmente si a esa persona la estimamos, ya que una vez que hemos hecho el daño, es imposible volver hacia atrás.
Había una vez un hombre que calumnió a un amigo suyo, todo por la envidia que tuvo al ver el éxito que este había alcanzado en su vida.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
Había una vez un hombre que calumnió a un amigo suyo, todo por la envidia que tuvo al ver el éxito que este había alcanzado en su vida.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que trajo con sus calumnias a ese amigo, y visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo:
- "Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?",A lo que el hombre respondió:
- "Toma un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suelta de a una en una por donde vayas".
El hombre muy contento por aquello tan fácil tomó el saco lleno de plumas y al cabo de un día ya las había soltado a todas. Volvió donde el sabio y le dijo:
- "Ya he terminado"
A lo que el sabio contestó:
- "Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste.... Sal a la calle y búscalas".
-
El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba y no podría juntar casi ninguna. Al volver, el hombre sabio le dijo:- "Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste voló de boca en boca y el daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que hiciste".
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