viernes, 26 de marzo de 2010

EL DIABLO CACHONDO

By Alberto Jiménez Ávila
La noche era tenebrosa y silenciosa, ni siquiera los grillos cantaban, se sentía una brisa fresca y con olor a humedad, a pesar de ser luna llena esta no se veía, pues estaba nublado, por eso cuando Claudio salio de la casa para ir a hacer de sus necesidades fisiológicas al baño que tenían instalado en la parte de atrás junto a los matorrales, sintió escalofrió, pero como la necesidad era mucha, no le quedo de otra que ir hasta donde estaba el baño.

Claudio no era un hombre valiente que digamos, se asustaba con cualquier cosa que tuviera que ver con la oscuridad, y se decía que cerca de ahí, junto a los matorrales, se había visto algo muy sospechoso que no tenia que ver con este mundo, y Claudio pensaba en esto cada vez que salía por las noches a hacer de sus necesidades.

Antes de entrar al baño, miro hacia los matorrales tratando de ver algo, pero era tan negra la noche que fue difícil hacerlo. Entro y con calma se dispuso a hacer lo que pretendía, y después de eso, cuando estaba a punto de salir del baño, sintió que algo lo agarraba de la mano y le acariciaba una nalga. Al principio no supo que hacer, gritar o correr, pero al final grito y se desmayo.

Las hermanas de Claudio eran cuatro, todas trabajaban en diferentes lugares, pero normalmente a las nueve de la noche ya estaban en casa, de las cuatro hermanas una era la más alocada, como solían decirle las demás hermanas por el hecho de que gustaba de tener aventuras amorosas de forma muy fácil y frecuente, se llamaba Clotilde.

Clotilde, era una mujer que disfrutaba de la vida, solía salir a bailar y tener aventuras amorosas lejos de casa, ya que al ser una mujer nacida y criada en su pueblo, y tener sus ideas muy arraigadas, no era bien visto que una mujer decente se anduviera besuqueando en la calle ante los ojos de los vecinos, - para no dar motivos de que hablen mal de uno, mejor no me exhibo-, decía ella cuando se le cuestionaba.

Por eso Clotilde, trataba de aparentar que aun era muy inocente en las artes del amor, a sus pretendientes los mantenía en secreto, pero los vecinos sospechaban de ella, porque en las mañanas antes de salir a trabajar, un taxista siempre estaba esperándola para llevarla a su trabajo, y en las tardes llegaba con otro, y casualmente, siempre eran los mismos, uno en la mañana y el otro en la tarde.

Y fue precisamente en ese tiempo cuando a una de las hermanas, la mayor para ser preciso, se le apareció el diablo, aunque afortunadamente para ella, logro verlo a lo lejos cuando este trataba de esconderse entre los matorrales, inmediatamente le comunico esto a sus hermanas y hermano, y posteriormente todos los vecinos ya sabían que en la parte trasera de la casa de ellas, se aparecía el diablo.

Los vecinos empezaron a tener miedo, y trataban de no salir en las noches para no toparse con el Diablo, o ni siquiera verlo de lejos, porque sentían mucho temor, todos se preguntaban el porque se aparecía en ese lugar y nadie tenia respuesta, por eso estaban confundidos y no sabían que hacer para remediar la situación.

A alguien se le ocurrió que la mejor solución era poner una cruz, porque la creencia popular es que el diablo le tiene miedo a la Cruz, y con esto seguro se solucionaba el problema. Y fue así que entre los vecinos mas asustadizos se cooperaron para hacer una cruz de cemento.

Pero mientras se compraba el material y se contrataba al albañil que realizaría tan santísima obra, una vez mas el diablo se les apareció en el mismo lugar, pero ahora a otra de las hermanas, esto ya era inaguantable, los vecinos se asustaron tanto que pedían viniera un representante de dios a bendecir el lugar, para que ya no se apareciera el demonio.

Un vez que se había construido la Cruz e instalada en el lugar de las apariciones demoníacas, contrataron los servicio de un padre para que oficiara una misa en honor de la cruz y esta quedara oficialmente bendecida, una vez hecho esto todos los vecinos quedaron tranquilos, al pensar que todo había acabado y que podrían salir sin miedo por las noches.

Pero un mes mas tarde, y por tercera vez, el diablo se volvió a aparecer, cuando una de las hermanas de Claudio estaba sentada en el patio, regreso a ver hacia donde estaba la Cruz, y fue ahí donde vio al Diablo parado junto a la Cruz, esto era increíble, -el diablo no le tiene miedo ni a la Cruz,- decían los vecinos al saber la mala noticia.

Los vecinos desesperados y sin saber que hacer, decidieron que lo mejor era contratar una rezandera, y cada mes se rezaría al pie de la Cruz, ya que no se les ocurría otra cosa que hacer para evitar las apariciones, y así lo hicieron cada mes durante un año.

Durante todo el año de rezos mensuales, el diablo no volvió a aparecerse, aunque seguían teniendo miedo de salir en las noche por el temor de que volviera a aparecer el demonio, los vecinos salían en parejas, sobre todo las mujeres, la única que parecía no temerle al demonio era Clotilde, ya que había ocasiones en que salía en las noches hacia el baño, y no pedía que alguien la acompañara, cuando las demás hermanas así se estuvieran haciendo en la ropa interior, se esperaban hasta que una de ellas la acompañara, sino no salían.

Claudio volvió en si, los vecinos y sus hermanas estaban asustados y llorando, cuando escucharon el grito salieron corriendo a ver que había sucedido, y al verlo tirado pensaron que ya estaba muerto, pero no, únicamente se había desmayado, lo levantaron y lo metieron a la casa, una vez adentro le preguntaron que era lo que había sucedido.

“Quiso abusar de mi”, ¿Qué?, -el Diablo quiso violarme-, contesto Claudio ante el asombro de todos, ¿Por qué?, ¿Qué fue lo que paso?, ante el cúmulo de preguntas, Claudio tubo que explicar, que el diablo le había agarrado la mano y que también le había acariciado las nalgas e intentado quitarle la ropa.

Todos estaban asombrados, y entre cuchicheos se decían entre ellos que este diablo era un calenturiento, -talvez anda en temporada de celos y anda buscando ya no una mujer, sino un hoyo donde poder satisfacer sus instintos. Sexuales-, “Dios mío y ahora que vamos a hacer”, decían algunas mujeres, así durante varios días todos comentaban lo sucedido.

Pero como suele suceder ante estos casos, no todos los vecinos estaban convencidos de la aparición del diablo, sobre todo los hombres, y muchos dudaban de que esto fuera verdad, a muchos se les hacia sospechoso que el Diablo Cachondo, como ya se le empezaba a llamar, únicamente se les apareciera a las vecinitas, que no estaban de muy mal ver, sobre todo la Clotilde, que era un verdadero manjar de mujer.

Muchos decían que si en verdad era cierto que el diablo se les aparecía, era porque quería probar los encantos de Clotilde, y como ya era mucho el alboroto, hubo un señor que acostumbrado a andar entre la espesura del monte en el campo, prácticamente no le tenia miedo a nadie, y por eso decidió investigar por su cuenta y espiar al Diablo, aunque algunos mal pensado decían que talvez lo que quería era espiar a Clotilde.

Una semana después, Clotilde salio al baño sola, los demás salían con un acompañante, pero ella, había días en los que sin decir nada, simplemente salía sola hacia el baño, al llegar al baño sin tomar precauciones se metió, y a los pocos minutos se empezaron a oír murmullos provenientes del baño, y el vecino que estaba espiando para descubrir al diablo, los empezó a oír.

Como el vecino no estaba seguro de lo que sucedía dentro, se fue acercando poco apoco, con la intención de no hacer ruido, para que en caso de no ser nada importante, no lo fueran a ver y pensaran que intentaba violar a Clotilde. Y por eso se tardo unos minutos más en llegar hasta la parte trasera del baño.

Una vez allí, escucho los quejidos de Clotilde, se oía como se le recortaba la respiración, y pensando que estaba en peligro de muerte, sin pensarlo mas, saco su pistola y gritando, Diablo Hijo del %&#!%&, aquí nos va a cargar la tiznada, empezó a tirar al aire, Clotilde grito asustada, el grito fue sin fuerza y sin aire, como cuando no puedes respirar. Y salio corriendo con su ropa interior hasta las rodillas, y detrás de ella el Diablo.

Al oír los balazos y el grito desesperado de Clotilde, los vecinos salieron inmediatamente a investigar lo que sucedía, y fue así como pudieron ver todos como era y que aspecto tenía el ya afamado Diablo Cachondo.

Resulto que el Diablo Cachondo, no era otro, sino uno de los tantos pretendientes o amantes de Clotilde, a quien ella le había prometido y cumplido, que únicamente se podían ver en las noches, por ser este casado y Clotilde ser amiga de su esposa, y por eso este supuesto diablo se tenia que esconder en la oscuridad de la noche, y cuando le acaricio las nalgas a Claudio, fue por equivocación, ya que ese día se le había hecho tarde y cuando llego vio que alguien iba saliendo del baño y creyendo que era Clotilde le agarro la mano e intento acariciarla, pero su intención no era violarlo.

Después de esto, y ya todo aclarado, la gente abandono la Cruz, ya no hubo rezos mensuales, y con el tiempo esta se callo, Clotilde salio embarazada y se fue de la colonia para vivir con uno de los taxista que la transportaba, por ser según ella el padre de la criatura que llevaba en sus entrañas.

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