domingo, 28 de febrero de 2010

La Fortuna de Maria


By Alberto Jiménez Ávila
Mirando el firmamento a orillas del mar, Maria sollozaba al recordar a sus tres hijos, una mujer y dos hombres, se habían cruzado a los Estados Unidos para buscar una vida mejor. Le dolía el no saber si los volvería a ver, sobre todo porque su hija se había ido pensando que ella tenia la culpa de la situación de pobreza en la que se encontraban.

Maria se sentía sola y abandonada al no tener cerca a sus hijos, siendo ellos su única familia, no tenía padres ni hermanos, únicamente parientes lejanos y por eso más sola se sentía. Nunca había estado en la situación de pobreza en la que se encontraba actualmente, ni siquiera cuando vivía con su padre siendo ella todavía una niña.

Cuando Maria nació su madre murió, siendo sus padres pobres, no tuvieron dinero para que ella naciera en un hospital, por eso cuando llego la hora de su nacimiento, su padre llamo a la partera del pueblo, pero todo se complico y la partera no pudo hacer nada y su madre murió.

Su padre se hizo cargo personalmente de su cuidado y educación, no se volvió a casar y por eso ella siempre estuvo muy apegada a él, cuando cumplió los diez años de edad, se sintió lo suficientemente grande como para cocinarle a su padre, ya que antes de esa edad, su padre le pagaba a una vecina para que le preparara la comida y la cuidara a ella, mientras el estaba en el trabajo.

Su padre trabajaba en una bodega de maíz, el trabajo era demasiado pesado, él  era uno de los que cargaba y descargaba los sacos de maíz cuando llegaban los camiones, y todo lo hacian sin montacargas, por eso a veces su padre llegaba sin ganas de platicar, pero por ser muy bueno con ella, siempre hacia lo posible por escucharla cuando ella le platicaba lo que había hecho durante el día mientras el no estaba.

Al principio no sabia de lo difícil que era la vida para su padre porque el trataba de no compartir su mala situación con ella, pero poco apoco se fue dando cuenta de eso, y por eso decidió que entre mas pronto pudiera ayudar a su padre seria mejor.

Su padre se negaba a que ella cocinara por temor a que se fuera a quemar o le fuera a suceder algún accidente en la cocina, pero poco apoco lo fue convenciendo, los domingos o cuando el estaba en casa, ella se esmeraba preparándole algunos guisados sencillos que la vecina le había enseñado, y al darse cuenta su padre de que si podía hacer algunos guisados, le permitió que lo hiciera.

Pasaron los años y al ver que su situación económica no mejoraba, al cumplir los 14 años le pidió permiso a su padre para que la dejara vender comida en la entrada de la bodega donde el trabajaba, su padre le dijo que esa no era una buena idea porque la mayoría de sus compañeros estaban en peor situación económica que la de él,  por eso todos llevaban de comer. ¡Nadie te comprara nada y únicamente perderás tu dinero!, le dijo su padre, ¡pero ella insistió!, -no compran porque nadie les ha ido a vender comida-.

El primer día que fue a vender, efectivamente, casi no vendió nada, solo algunas personas de las que pasaban por la calle le compraron algo de comer, pero los compañeros de trabajo de su padre no le compraron, -Te dije que nadie te compraría- le comento su padre ya que estaban en casa, cuando le pregunto como le había ido. Pero eso a Maria no la desanimo y siguió yendo a vender.

Dos semanas después, Maria ya vendía todo lo que llevaba preparado para vender, los compañeros del trabajo de su padre empezaron a dejar de llevar comida y le compraban a ella, y fue así como su situación económica fue mejorando al ayudar económicamente a su padre.

Cuando cumplió 15 años, se enamoro de quien seria su esposo y padre de sus tres hijos, era un muchacho joven que también trabajaba en la bodega y era compañero de trabajo de su padre, al principio su noviazgo lo mantuvieron en secreto, y posteriormente se lo confeso a su padre, su padre no se opuso porque conocía al muchacho y le parecía ser una buena persona.

Al cumplir los 16 años Maria se caso únicamente por el civil, su esposo al igual que ella también era de pocos recursos económicos,  por eso tanto ella como su padre estuvieron de acuerdo que la boda fuera sencilla, eso no importaba, lo importante era el hecho de que se casaba con el hombre que ella amaba.

Al principio su esposo le pidió que dejara de vender comida, le dijo que él la iba a mantener, pero ella se rehusó a hacerlo, porque sabia que la única manera de sobresalir, era trabajando ambos y no nada mas él. Ella le propuso que lo que ella ganara con la venta de comida, seria para el ahorro, y lo que el ganara en su trabajo, seria para el gasto de la casa.

Durante el primer año lograron ahorrar lo suficiente para comprar una vaca, y como no tenían donde tenerla y tampoco su esposo tenia experiencia en la cría de ganado, le pidieron a un tío de él, que se las cuidara. Y fue así como cada año estuvieron ahorrando y comprando una cabeza de ganado hasta que compraron cinco, pero corrieron con tan buena fortuna que al cabo de seis años de estar casados y estar ahorrando ya casi habían duplicado su ganado, una, porque algunas vacas ya venían preñadas y otras porque durante ese tiempo habían dado a luz algunas crías.

Cuando lograron tener veinte cabezas de ganado, y ya tenían a sus tres hijos, decidieron que lo mejor era irse al campo, a cuidar  su ganado, porque su tío empezaba a ponerles pretextos y ya no quería cuidárselas. Además ese mismo año su padre falleció, por lo tanto ya nada detenía a Maria en esa ciudad. Y fue así como ella, su esposo y sus tres hijos se mudaron al pueblo, y con la venta de la pequeña casa que le había dejado su padre compraron una parcela para tener su ganado y su esposo pudiera también sembrar y cosechar.

Durante los siguientes diez años todo fue buena fortuna, ella puso una tienda de abarrotes en el pueblo y como la tenia bien surtida, sus ventas eran excelente,  tenia muy buenas ganancias, el ganado se incremento y llegaron a tener hasta doscientas cabezas, sus cosechas también eran abundantes, en el pueblo ya los consideraban como una familia rica.

Empezaron a comprar parcelas para tener mas cosechas y para eso también compraron maquinaria agrícola para así poder facilitarse el trabajo, además de contratar gente del pueblo, unos para cuidar el ganado, otros para las cosechas, en cada nueva inversión o compra, Maria siempre daba su opinión, su esposo nunca había tomado una decición sin antes consultarla, porque las buenas ideas siempre eran de ella. Pero todo eso cambio cuando decidió que ya era hora de que el tomara todas las decisiones, - Al cabo que aquí quien manda soy yo, y por eso soy el hombre- eso fue lo que le comento a su amante.

El esposo de Maria empezó a visitar las cantinas y como ya era conocido de ser un hombre de dinero y sobre todo de que se había comprado una camioneta nueva para ir a la ciudad, para las mujeres de las cantinas eso no iba a pasar desapercibido, por eso cada vez que llegaba a la cantina lo recibían como rey y hasta le decían “papacito”,  eso era lo que a él mas le gustaba. – Me mato trabajando como burro, y cuando llego a mi casa, o me reciben con mala cara o me empiezan a hacer reclamos, en cambio aquí hasta me dicen papacito-.

Maria efectivamente se empezó a molestar por la actitud de su esposo, él empezó a hacer negocios en los cuales no le pedía su opinión como solía hacerlo antes,  muchas veces eran malos negocios y por eso ella se molestaba, pero el aconsejado por sus amantes creía que estaba en lo correcto y que su mujer no tenia porque estar enterada de lo que el hacia con el dinero.

Llego a tal punto la situación, que un día el esposo de Maria decidió que ya era hora de levantar el vuelo, se mudo de casa, se fue a vivir con una de sus amantes, según él la que mas lo amaba, nada mas porque era la que mas le decía “papacito yo si te quiero” y él se lo creía.

Pero como los bienes no estaban nada mas a nombre de él, sino también de ella, su amante al darse cuenta de ello, le aconsejo  que le pidiera el divorcio y que esta le cediera todo, pero Maria no aceptaba,  por eso,  cada vez que su amante le calentaba la cabeza, se aparecía por la casa para armarle un escándalo y golpearla. ¿Y sus hijos?, bueno su hija que para ese entonces ya tenia 20 años vivía en la ciudad y su padre la visitaba para contarle su versión, diciéndole que su madre se había vuelto muy mala y esta se lo creía.

Solo su hijo el mas chico la apoyaba, pero cada día las cosas se complicaban, ella le platicaba a su hija, pero esta no le creía y hasta la regañaba,  un día fue tan salvaje la golpiza que recibio que la tuvieron que internar, los vecinos  ya la daban por muerta, pero se salvo,  decidió que el divorcio no se lo daría y que lo mejor era irse del pueblo.

Se fue del pueblo sin dinero y sin saber adonde ir, sabia que su hija no la apoyaba,  su hijo el mediano tampoco, por eso se fue sola a un pueblito costero, era tanta su desesperación y también su depresión que un día decidió suicidarse, -me aventare al mar, y como no se nadar, será fácil ahogarme, dijo, pero una anciana que la vio muy triste, la siguió y cuando estaba apunto de aventarse al mar, le hablo y la convenció de que esa no era la solución.

Se quedo a vivir con esa anciana,  como la población era muy pequeña de apenas diez casas, decidió que era mejor quedarse ahí, y vivir de lo que el mar le daba. Durante tres años no supo de su esposo ni de sus hijos, y cuando una persona que visito el pueblito costero la reconoció, le contó lo que había sucedido después de su partida.

Su esposo había llevado a su amante a vivir a la casa,  como siempre se la pasaba de fiesta en fiesta y borracho, descuido el ganado y las cosechas, su amante controlaba el dinero y cada día este ya no alcanzaba,  algunas veces para poder pagar a sus empleados tenía que vender algo de ganado.

La fortuna que antes tenia ya empezaba a mermar, ya no sembraba ni cosechaba nada,  únicamente tenia el ganado y las parcelas que no podía vender porque estaban a nombre de Maria.  El acabose fue un día que era temporada de lluvia, como ya no supervisaba a sus trabajadores estos hacían lo que querían, normalmente el ganado en temporada de lluvias se le trasladaba a las partes mas altas, para que en caso de inundación este no se ahogara.  Una noche empezó la lluvia, amaneció lloviendo y todo el dia siguio lloviendo, como él estaba borracho no fue a ver su ganado, sus trabajadores que se sentían de sal, decidieron no salir para no mojarse y se fueran a derretir.

Tres días duro la lluvia,  cuando dejo de llover todo mundo sabia que las tierras bajas se habían inundado, él fue a ver su ganado y lo que encontró lo dejo pasmado, casi todo su ganado se había ahogado. Solo tres vacas se habían salvado, trato de encontrar consuelo en su amante, pero esta más interesada en su fortuna que en su persona, al darse cuenta que ya no le quedaba nada, un mes despues de la tragedia lo abandono.

Ya sin dinero y sin que a nadie le importara, mal barato todo lo que pudo vender, se metió a una cantina y no salio de ahí hasta que nada le quedo. Después de eso se enfermo y seis meses después murió. La hija culpo a su madre de su muerte y de que se haya acabado la fortuna familiar, _si no te hubieras ido, esto no hubiera pasado, hubieras aguantado todo lo que te hacia, por eso era tu marido- eso fue lo que la hija dijo.

Hoy, Maria ya no lucha por hacer dinero y tener fortuna, ya no emprende negocios y vive al día, ayuda a los pescadores del pueblito, y con lo que le dan come y se siente bien, no es feliz,  por eso ya no tiene ilusiones, se siente triste porque desea que sus hijos estuvieran con ella,  ser una familia, pero esta sola,  únicamente espera que algún día ellos regresen para no morir sin volverlos a ver.

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