El primer paso para tener una vida compartida es precisamente eso, compartirla. Esto significa hablar de lo que haces, de lo que piensas y sueñas. Compartir la vida no es solamente compartir un espacio o un tiempo, es compartirte tú, en su totalidad. Entrégate a tu pareja de forma plena, y no en pedazos. A nadie le gusta recibir migajas. Entonces, ¿por qué darlas?
Siempre se ha dicho que debemos trabajar en lo que deseamos obtener. Esta frase generalmente se aplica a las metas de objetos materiales y objetivos laborales, y no a nosotros mismos o a nuestras relaciones personales. Recuerda: una buena relación de pareja es aquella sobre la cuál se trabaja a diario. Si tu meta es tener una buena relación, lucha por ello y no te sientes a esperar a que este sueño se haga realidad como por arte de magia.
Empieza por cambiar tú y no esperes a que el mundo a tu alrededor lo haga. Por supuesto, esto incluye a la gente que quieres. Por lo general, culpamos a los demás de lo que nos sucede, en vez de responsabilizarnos por nuestros actos. Analiza tus actitudes y tus acciones, y recuerda que ellas repercuten en el comportamiento de tu pareja. No somos perfectos: siempre existe algo que podemos mejorar. Empieza hoy.
Evita todo tipo de actitudes infantiles, donde se incluyen los berrinches y los lloriqueos, que aturden al otro miembro de la pareja e impiden cualquier diálogo. Recuerda que debes actuar como una persona madura, y no debes transformarte en un bebé cuando hay problemas que es mejor enfrentar como una persona adulta. También evita concluir sin tener toda la información, juzgar, burlarte o ignorar a tu pareja.
Mantén un diálogo abierto y constante. Habla y discute todo tipo de temas, positivos y negativos. En algunas relaciones de pareja, noviazgo o matrimonio, los temas negativos son los únicos que se discuten. Para evitar esto, es muy importante buscar temas de interés mutuo, que no se limiten a los estudios o a la casa y a los hijos, si es que se tienen. Por otra parte, en muchas ocasiones, aunque las dos partes están presentes, uno es el que habla, opina y decide. No dejes que esto suceda: no te anules o anules al otro.
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