Una vez un guerrero indígena muy respetado y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron y se amaban profundamente, y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu.
Entonces ellos le dijeron que querían hacer algún conjuro que les diera la formula para ser felices siempre... El brujo les dijo:
- Bueno hay un conjuro que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos a hacerlo porque es bastante complicado.
- Sí, claro que lo haremos-, le dijeron.
Cada uno salió a cumplir su tarea.
Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al brujo:
- ¿Ahora qué hacemos?, ¿las cocinamos?, ¿las comemos?, ¿tomamos su sangre?, ¿qué hacemos con ellas?"
El brujo les dijo:
- "Vamos a hacer el conjuro. ¿Volaban alto?", preguntó.
- "Sí"-, le dijeron.
- "¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?"
- "Sí"-, contestaron.
- "Muy bien"-, dijo el brujo, "Ahora átenlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen"...
- "Este es el conjuro: Si ustedes quieren ser felices para siempre: VUELEN INDEPENDIENTES Y JAMAS SE ATEN EL UNO AL OTRO"
Nadie puede asegurar el éxito o el fracaso de una relación, sólo los integrantes de la pareja son los principales protagonistas y de ellos depende que la relación perdure. Son dos personas diferentes unidas por un el amor.
El amor verdadero sólo se concibe en libertad. Las promesas, los juramentos, los papeles legales NO TIENEN ningún efecto sobre el amor. Este llega cuando le permitimos la entrada y se va de la misma manera. No hay quien pueda gobernarlo. Quien nos ama de verdad, no nos exige nada, no se lastima... en realidad sólo espera que su amor sea respondido también con amor.
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