martes, 9 de octubre de 2012

SOLO LE HACIA FALTA REBUZNAR, PORQUE OREJÓN YA ESTABA



By Alberto Jiménez Ávila
Cuando Dámaso llego de la escuela su madre como siempre ya lo esperaba con la comida servida, era su único hijo, por eso era su adoración y lo quería como a nadie más, mientras comía le pregunto como le había ido en la escuela -todo bien mamá, hasta hoy voy muy bien en la escuela- le contesto, y cambiaron de tema. Como todos los días después de comer él se ponía a ver televisión, y después de eso a veces hacia tarea o se ponía a dormir, pero eran muy raras las ocasiones en las que hacia tarea, y cuando doña Estela lo cuestionaba, siempre le contestaba – era algo muy fácil que la hice antes de llegar a casa- y ella al oírlo se enorgullecía por saber que su hijo era muy inteligente, y cada vez que podía se lo presumía a sus vecinas y amigas.

Dámaso estaba estudiando el tercer año de secundaria, ya estaban en exámenes finales, no trabajaba, su única obligación era estudiar y sus padres estaban orgulloso de él, decían que algún día llegaría a ser un gran medico, que harían todo lo posible para que estudiara medicina. Y cuando se le preguntaba a él que carrera profesional estudiaría, solo sonreía, y únicamente cuando se le presionaba contestaba que estudiaría lo que sus padres querían, medicina.

Doña Estela y su esposo tenían motivos para estar orgullosos de su hijo, durante los años que estuvo estudiando la primaria, siempre estuvo en el cuadro de honor, cada fin de año se le otorgo un diploma por ser uno de los alumnos mas aplicado de su salón, y por eso ellos se sentían muy orgullosos y con la seguridad de que su hijo llegaría a ser un gran profesionista, Don Matías siempre lo apoyo en sus tareas desde que entro a la primaria, le ayudaba a hacer sus tareas escolares, y cuando había una reunión de padres de familia, él nunca falto a ninguna, siempre estuvo presente y le hacia saber a los maestro que él era el padre de Dámaso.

En la casa siempre se criticaba lo burro que eran los hijos de los vecinos, siempre tenían que andarlos vigilando y regañándolos para que hicieran sus tareas escolares, en cambio Dámaso, no era necesario hacer nada de eso, ya tenían un horario establecido para hacer la tarea, después de que don Matías llegaba del trabajo.

Don Matías llegaba siempre después de las seis de la tarde, al llegar a casa lo primero que hacia era cenar, y después de eso esperaba que se le bajara la cena, para después ayudar a su hijo con la tarea, eso hacia diariamente de lunes a viernes, por eso criticaba a aquellos padres que decían que por falta de tiempo no ayudaban a sus hijos con las tareas –por eso tienen hijos burros, porque ustedes no les ayudan con sus tareas, así nunca serán inteligentes- les decía.

Los vecinos también ayudaban a sus hijos a hacer sus tareas escolares, pero únicamente cuando estos no entendían como resolverlas, trataban de no meterse mucho en sus obligaciones escolares, dejaban que ellos las resolvieran, no porque en verdad quisieran que aprendieran a resolver sus asuntos solos, sino por el hecho de no estar acostumbrados a hacerlo, pero también porque muchos de los padres apenas si habían terminado la primaria, y otros que tenían un mayor grado de estudios, al no estar acostumbrados a leer, les daba hasta dolor de cabeza leer las explicaciones que traían los libros de sus hijos, por eso siempre evitaban ayudarlos si estos no se lo pedían.

Un día, una vecina que tenía a su hijo en la misma escuela secundaria donde estudiaba Dámaso, se entero que este no entraba a todas las clases y que se la pasaba vagueando con otros alumnos de muy mala reputación, por lo tanto alarmada la vecina, en cuanto se entero de esto, corrió a ver a doña Estela, para ponerla al tanto de lo que su hijo estaba haciendo, creyendo que estaba haciéndole un favor al contarle lo que sucedía, y esperando recibir las gracias por hacerlo, se regreso avergonzada por todo lo que le dijo doña Estela – es usted una vieja chismosa y metiche, debería de estar al pendiente de lo que hacen sus hijos e hijas, no andarse fijando en lo que mi hijo hace, todo lo que usted me acaba de decir no son mas que mentiras de una vieja chismosa y envidiosa, mi hijo es un excelente estudiante, no como sus hijos, que son unos burros, lo único que les hace falta es que rebuznen, porque orejones ya están-

En cuanto Dámaso llego a casa, doña Estela lejos de regañarle o cuestionarlo sobre la veracidad de lo que la vecina le había dicho, le comento en forma de queja que la vieja Chancluda y chismosa le había ido a decir mentiras  sobre él, y como era de esperarse, Dámaso lo negó todo y le reafirmo a ella que todo lo que había dicho la vecina era por pura envidia, por no tener un hijo tan inteligente como él, y le pidió que no hiciera caso de las malas lenguas ni de los chismes que estas le llevaran a casa.

Cuando Dámaso entro a la escuela secundaria, su padre como siempre lo había hecho en la primaria, tenia la intención de ayudarlo con las tareas, pero en el primer día desistió de hacerlo porque se dio cuenta que no entendía nada de lo que decían los libros, don Matías había estudiado hasta tercero de primaria, por eso no entendió lo que decía el libro de químicas, ciencias naturales ni mucho menos el de ingles por no entenderlo ni hablarlo, y fue así que decidió mejor dejarlo hacer sus tareas solo, él tampoco le pidió ayuda porque sabia de las limitaciones de su padre.

En la primaria don Matías seguido iba a las reuniones escolares y conocía a los maestros de su hijo, pero en la secundaria nunca fue a una reunión porque nunca recibió citatorio, por lo tanto tampoco conocía a ninguno de los maestro de Dámaso, y doña Estela mucho menos, porque ella no se ocupaba de esas cosas, siempre estaba enferma y era don Matías quien se encargaba de ir a las reuniones de padres de familia, por eso ella no estaba enterada de nada, todo lo hacia su esposo.

Por boca de las vecinas doña Estela se entero del día de la graduación, porque Dámaso no les había contado nada, por eso cuando lo supo, le pregunto por qué no le había dicho, y este solo contesto que se le había olvidado, ella emocionada se lo comunico a su esposo, para que este se preparada y pidiera permiso en el trabajo para ir a la graduación de su hijo, y como buen padre orgulloso solicito el permiso con anticipación para no perderse el gran evento.

El día de la graduación todos los alumnos que terminaban en esa generación estaban nerviosos y emocionados por el momento tan esperado de terminar la secundaria y pasar a otro nivel en el que no sabrían si estarían juntos o cada quien se iría por caminos diferentes. El único que parecía más nervioso que emocionado era Dámaso, al despertar le comento a sus padres que no quería ir a la terminación, ellos se alarmaron y le dijeron que eso era impensable, tenia que ir y por eso fue, pero en verdad no quería ir.

Don Matías pensó que la actitud de su hijo se debía a los nervios y la emoción de terminar la secundaria, algo que ni él ni su esposa habían estudiado, ya que al igual que él su esposa tampoco había terminado la primaria y los dos se sentían orgullosos de que su hijo la terminara para seguir estudiando y algún día ser un gran medico.

En la ceremonia de graduación  don Matías y doña Estela estaban radiantes de felicidad, se notaba en sus ojos, pero al termino de esta se sentían triste y humillados, no podían creer lo que había sucedido, a su hijo no le habían dado sus documentos, es más ni siquiera lo habían mencionado en el pase de lista final para entregarle sus documentos, y quisieron saber el motivo, en un principio pensaron que probablemente se les había pasado mencionarlo y que después le entregarían sus documentos, pero cuando vieron que a los demás alumnos si les entregaron su certificado y no les había sobrado ni un folder, sintieron que algo andaba mal y quisieron saberlo, pidieron hablar con el director y este los atendió.

Cuando pasaron a la oficina del director, este después de pedirle el nombre de su hijo y grupo en el que había terminado, solicito a su asistente el expediente de Dámaso, y el director también se alarmo por lo que había sucedido. No se explicaba como ellos siendo sus padres no se habían dado cuenta que su hijo había sido expulsado desde inicio del ciclo escolar por ser uno de los peores estudiantes. Les menciono  los múltiples citatorios que les envió para que lo fueran a ver y poder platicar sobre su hijo, pero que estos nunca atendieron, don Matías se excuso diciendo que por su trabajo no podía ir, pero el director se dirigió a doña Estela y la regaño al saber que ella no trabajaba y aun así no iba a las reuniones argumentando su múltiples males verdaderos o ficticios, todo fue una pesadilla para ellos al saber que su hijo no era inteligente como presumían, era uno más de la colonia, un burro al que solo le hacia falta rebuznar, porque orejón ya estaba.

Dámaso nunca fue inteligente, todo fue ficticio, creado por sus propios padres, don Matías siempre fue el que le hacia las tareas en las tardes cuando estudiaba la primaria, él nada más veía como su padre batallaba haciendo las tareas como si él fuera el alumno, y cuando no entendía como hacerla,  al otro día se presentaba con algún detalle para el maestro o maestra y era así como los maestros se sentían comprometidos para colocarlo en el cuadro de honor y al final de año otorgarle el diploma como el mejor alumno.

El único culpable de esta tragedia no era Dámaso, los principales culpables eran sus padres, él no los engaño, fueron ellos los que se engañaron, porque difícilmente los hubieran engañado si ellos no se hubieran segado con la falsa ilusión de tener un hijo inteligente al que no le cuestionaban nada, y por eso no aceptaban que alguien se los criticara, porque esto era motivo suficiente para retírale la amistad, ellos como los enamorados, sabían la verdad, pero tenían la esperanza de que algún día todo cambiara, y su defectos como por arte de magia se le quitara, pero lo burro nunca se le quito.


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