By Alberto Jiménez Ávila
Cuando Dámaso llego de la
escuela su madre como siempre ya lo esperaba con la comida servida, era su único
hijo, por eso era su adoración y lo quería como a nadie más, mientras comía le
pregunto como le había ido en la escuela -todo bien mamá, hasta hoy voy muy
bien en la escuela- le contesto, y cambiaron de tema. Como todos los días después
de comer él se ponía a ver televisión, y después de eso a veces hacia tarea o
se ponía a dormir, pero eran muy raras las ocasiones en las que hacia tarea, y
cuando doña Estela lo cuestionaba, siempre le contestaba – era algo muy fácil que
la hice antes de llegar a casa- y ella al oírlo se enorgullecía por saber que
su hijo era muy inteligente, y cada vez que podía se lo presumía a sus vecinas
y amigas.
Dámaso estaba estudiando el
tercer año de secundaria, ya estaban en exámenes finales, no trabajaba, su única
obligación era estudiar y sus padres estaban orgulloso de él, decían que algún día
llegaría a ser un gran medico, que harían todo lo posible para que estudiara
medicina. Y cuando se le preguntaba a él que carrera profesional estudiaría,
solo sonreía, y únicamente cuando se le presionaba contestaba que estudiaría lo
que sus padres querían, medicina.
Doña Estela y su esposo tenían
motivos para estar orgullosos de su hijo, durante los años que estuvo
estudiando la primaria, siempre estuvo en el cuadro de honor, cada fin de año
se le otorgo un diploma por ser uno de los alumnos mas aplicado de su salón, y
por eso ellos se sentían muy orgullosos y con la seguridad de que su hijo llegaría
a ser un gran profesionista, Don Matías siempre lo apoyo en sus tareas desde
que entro a la primaria, le ayudaba a hacer sus tareas escolares, y cuando había
una reunión de padres de familia, él nunca falto a ninguna, siempre estuvo
presente y le hacia saber a los maestro que él era el padre de Dámaso.
En la casa siempre se
criticaba lo burro que eran los hijos de los vecinos, siempre tenían que
andarlos vigilando y regañándolos para que hicieran sus tareas escolares, en
cambio Dámaso, no era necesario hacer nada de eso, ya tenían un horario
establecido para hacer la tarea, después de que don Matías llegaba del trabajo.
Don Matías llegaba siempre después
de las seis de la tarde, al llegar a casa lo primero que hacia era cenar, y después
de eso esperaba que se le bajara la cena, para después ayudar a su hijo con la
tarea, eso hacia diariamente de lunes a viernes, por eso criticaba a aquellos
padres que decían que por falta de tiempo no ayudaban a sus hijos con las
tareas –por eso tienen hijos burros, porque ustedes no les ayudan con sus
tareas, así nunca serán inteligentes- les decía.
Los vecinos también ayudaban
a sus hijos a hacer sus tareas escolares, pero únicamente cuando estos no entendían
como resolverlas, trataban de no meterse mucho en sus obligaciones escolares,
dejaban que ellos las resolvieran, no porque en verdad quisieran que
aprendieran a resolver sus asuntos solos, sino por el hecho de no estar
acostumbrados a hacerlo, pero también porque muchos de los padres apenas si habían
terminado la primaria, y otros que tenían un mayor grado de estudios, al no
estar acostumbrados a leer, les daba hasta dolor de cabeza leer las
explicaciones que traían los libros de sus hijos, por eso siempre evitaban ayudarlos
si estos no se lo pedían.
Un día, una vecina que tenía
a su hijo en la misma escuela secundaria donde estudiaba Dámaso, se entero que
este no entraba a todas las clases y que se la pasaba vagueando con otros
alumnos de muy mala reputación, por lo tanto alarmada la vecina, en cuanto se
entero de esto, corrió a ver a doña Estela, para ponerla al tanto de lo que su
hijo estaba haciendo, creyendo que estaba haciéndole un favor al contarle lo
que sucedía, y esperando recibir las gracias por hacerlo, se regreso
avergonzada por todo lo que le dijo doña Estela – es usted una vieja chismosa y
metiche, debería de estar al pendiente de lo que hacen sus hijos e hijas, no
andarse fijando en lo que mi hijo hace, todo lo que usted me acaba de decir no
son mas que mentiras de una vieja chismosa y envidiosa, mi hijo es un excelente
estudiante, no como sus hijos, que son unos burros, lo único que les hace falta
es que rebuznen, porque orejones ya están-
En cuanto Dámaso llego a
casa, doña Estela lejos de regañarle o cuestionarlo sobre la veracidad de lo
que la vecina le había dicho, le comento en forma de queja que la vieja Chancluda
y chismosa le había ido a decir mentiras sobre él, y como era de esperarse, Dámaso lo negó
todo y le reafirmo a ella que todo lo que había dicho la vecina era por pura
envidia, por no tener un hijo tan inteligente como él, y le pidió que no
hiciera caso de las malas lenguas ni de los chismes que estas le llevaran a
casa.
Cuando Dámaso entro a la
escuela secundaria, su padre como siempre lo había hecho en la primaria, tenia
la intención de ayudarlo con las tareas, pero en el primer día desistió de
hacerlo porque se dio cuenta que no entendía nada de lo que decían los libros,
don Matías había estudiado hasta tercero de primaria, por eso no entendió lo
que decía el libro de químicas, ciencias naturales ni mucho menos el de ingles
por no entenderlo ni hablarlo, y fue así que decidió mejor dejarlo hacer sus
tareas solo, él tampoco le pidió ayuda porque sabia de las limitaciones de su
padre.
En la primaria don Matías
seguido iba a las reuniones escolares y conocía a los maestros de su hijo, pero
en la secundaria nunca fue a una reunión porque nunca recibió citatorio, por lo
tanto tampoco conocía a ninguno de los maestro de Dámaso, y doña Estela mucho
menos, porque ella no se ocupaba de esas cosas, siempre estaba enferma y era
don Matías quien se encargaba de ir a las reuniones de padres de familia, por
eso ella no estaba enterada de nada, todo lo hacia su esposo.
Por boca de las vecinas doña
Estela se entero del día de la graduación, porque Dámaso no les había contado
nada, por eso cuando lo supo, le pregunto por qué no le había dicho, y este
solo contesto que se le había olvidado, ella emocionada se lo comunico a su
esposo, para que este se preparada y pidiera permiso en el trabajo para ir a la
graduación de su hijo, y como buen padre orgulloso solicito el permiso con anticipación
para no perderse el gran evento.
El día de la graduación todos
los alumnos que terminaban en esa generación estaban nerviosos y emocionados
por el momento tan esperado de terminar la secundaria y pasar a otro nivel en
el que no sabrían si estarían juntos o cada quien se iría por caminos
diferentes. El único que parecía más nervioso que emocionado era Dámaso, al
despertar le comento a sus padres que no quería ir a la terminación, ellos se
alarmaron y le dijeron que eso era impensable, tenia que ir y por eso fue, pero
en verdad no quería ir.
Don Matías pensó que la
actitud de su hijo se debía a los nervios y la emoción de terminar la
secundaria, algo que ni él ni su esposa habían estudiado, ya que al igual que
él su esposa tampoco había terminado la primaria y los dos se sentían orgullosos
de que su hijo la terminara para seguir estudiando y algún día ser un gran
medico.
En la ceremonia de graduación
don Matías y doña Estela estaban
radiantes de felicidad, se notaba en sus ojos, pero al termino de esta se sentían
triste y humillados, no podían creer lo que había sucedido, a su hijo no le habían
dado sus documentos, es más ni siquiera lo habían mencionado en el pase de
lista final para entregarle sus documentos, y quisieron saber el motivo, en un principio
pensaron que probablemente se les había pasado mencionarlo y que después le entregarían
sus documentos, pero cuando vieron que a los demás alumnos si les entregaron su
certificado y no les había sobrado ni un folder, sintieron que algo andaba mal
y quisieron saberlo, pidieron hablar con el director y este los atendió.
Cuando pasaron a la oficina
del director, este después de pedirle el nombre de su hijo y grupo en el que había
terminado, solicito a su asistente el expediente de Dámaso, y el director también
se alarmo por lo que había sucedido. No se explicaba como ellos siendo sus
padres no se habían dado cuenta que su hijo había sido expulsado desde inicio
del ciclo escolar por ser uno de los peores estudiantes. Les menciono los múltiples citatorios que les envió para
que lo fueran a ver y poder platicar sobre su hijo, pero que estos nunca
atendieron, don Matías se excuso diciendo que por su trabajo no podía ir, pero
el director se dirigió a doña Estela y la regaño al saber que ella no trabajaba
y aun así no iba a las reuniones argumentando su múltiples males verdaderos o ficticios,
todo fue una pesadilla para ellos al saber que su hijo no era inteligente como presumían,
era uno más de la colonia, un burro al que solo le hacia falta rebuznar, porque
orejón ya estaba.
Dámaso nunca fue
inteligente, todo fue ficticio, creado por sus propios padres, don Matías
siempre fue el que le hacia las tareas en las tardes cuando estudiaba la
primaria, él nada más veía como su padre batallaba haciendo las tareas como si
él fuera el alumno, y cuando no entendía como hacerla, al otro día se presentaba con algún detalle
para el maestro o maestra y era así como los maestros se sentían comprometidos
para colocarlo en el cuadro de honor y al final de año otorgarle el diploma
como el mejor alumno.
El único culpable de esta
tragedia no era Dámaso, los principales culpables eran sus padres, él no los
engaño, fueron ellos los que se engañaron, porque difícilmente los hubieran
engañado si ellos no se hubieran segado con la falsa ilusión de tener un hijo
inteligente al que no le cuestionaban nada, y por eso no aceptaban que alguien
se los criticara, porque esto era motivo suficiente para retírale la amistad,
ellos como los enamorados, sabían la verdad, pero tenían la esperanza de que algún
día todo cambiara, y su defectos como por arte de magia se le quitara, pero lo
burro nunca se le quito.