By Alberto Jiménez Ávila
La vida es como una escuela de
donde nunca nos graduamos, porque esta siempre nos enseña cosas nuevas cada
día, algunos con el paso del tiempo se vuelven mas sabios, porque pusieron
atención a todo lo que ella les ha enseñado, y si no se pone atención, viviremos
nuestras vidas cometiendo los mismos errores que nos causaran dolor. Cuando
nacemos y estamos creciendo somos soñadores, creemos que todo es fácil y no
medimos las consecuencias de nuestros actos.
No es bueno creerse superior a
nadie, porque siempre habrá alguien que te supere, las personas que se creen
mucho ó creen ser superiores a otros, muchas veces tienen complejo de
inferioridad, por ejemplo los bravucones, esos que a casi todos quieren
golpear, y digo a casi todos, porque nada mas a los débiles e inválidos asustan
y le echan pleito.
Cuando estudiaba la secundaria, tenía
un compañero que en verdad era un bravucón, siempre andaba tirándole golpes a
todos los compañeros que no se pudieran defender, por tal motivo le pusimos de
sobrenombre “Finta”, porque siempre andaba fintando como si fuera un boxeador,
seguido se pelaba o golpeada a algún compañero, y el sobrenombre realmente le
gusto, ya que así era como se presentaba cuando alguien le preguntaba su
nombre.
En el grupo había una compañera llamada Leoba, y de
cariño le decíamos “Loba”, pues bien resulta que Loba era la novia de finta, Loba
era una chavita guapa, que en verdad todavía me pregunto como era posible que
fueran novios, porque Finta no era un adonis, ni nada parecido. Más bien
parecía un cubo con músculos, porque no era alto sino chaparro, se veía
cuadrado, según él todos los días hacia ejercicio, y como no iba a ningún
gimnasio a hacer pesas, porque eso era lo que hacia, con unas latas vacías de
chiles en vinagres de la costeña y un tubo, se fabrico sus pesas. Y con esas se
ejercitaba.
Como Loba era guapa, admiradores
no le faltaban, pero ante la amenaza de Finta nadie se atrevía ni siquiera a acercársele,
so pena de sufrir las consecuencias de recibir una golpiza por parte de él.
Ella era muy amable, y se llevaba con todos, no era engreída, nunca me entere
de que Finta la golpeara, sus pleitos
eran solo discusiones por los celos de él, pero nada más. Tampoco estoy seguro
de que ella en verdad lo amara, tal vez era admiración, amor, o temor, o las
tres cosas a la vez, porque en una ocasión que la invite a salir, al decirme
que no, le pregunte el motivo de su negativa, me dijo que tenía temor de que Finta se enterara que había
salido conmigo y me golpeara.
Cuando iniciamos el tercer año de
secundaria, todo parecía que seria como los dos anteriores, Finta cuidando a Loba, y golpeando a los atrevidos u osados que
se atrevían a acercarse a ella, y otros como yo, soñando con el futuro. Pero no
fue así, uno de los alumnos de primer ingreso, resulto ser amigo de Loba, era
un alumno que venia de una ranchería, en pocas palabras era un muchacho del
campo, no un citadino como nosotros, este estaba acostumbrado al duro trabajo
del campo, su ejercicio diario era trabajar limpiando con un machete las milpas,
o desmontando el campo, para volver a sembrar, y tal ves por eso hasta estaba
delgado. En cambio finta, sus ejercicios diarios eran correr tras el balón
cuando jugábamos football y hacer pesas en su casa.
Finta al ver un día que Loba
estaba muy risueña platicando con él, inmediatamente se enfureció, parecía búfalo
embravecido con los hombros levantados camino hacia donde estaban ellos, e
inmediatamente los encaro, pregunto que era lo que hacían, y Loba le dijo que
la dejara en paz, que no estaba haciendo nada malo, solo estaba platicando con
un amigo y que eso era todo, pero Finta no conforme con eso, amenazo al
atrevido, advirtiéndole de que si lo volvía a ver platicando con su novia, le
rompería la cara a golpes, el alumno le explico que eran primos y que por eso
platicaban, y en seguida se marcho.
Desde ese día, cada vez que finta
veía al alumno de primero, siempre lo encaraba y le hacia la finta de
golpearlo, lo retaba y lo agredía con palabras altisonantes, pero no pasaba de
allí, el otro alumno siempre le daba la espalda y no le hacia caso, Finta se
engreía más, y vociferaba que este le tenia miedo, porque no le aceptaba los
retos, ni se defendía de las palabras altisonantes que le decía. El primo de
Loba calmadamente le pedía que se tranquilizara.
Pero como no hay mal que dure
cien años, ni persona que lo aguante, y a cada santo le llega su fiestecita, a Finta también le
llego, él creía que en verdad el alumno de primer año le tenia miedo, hasta yo
pensé eso, ya que este se veía demasiado flaco, casi desnutrido, eso si mucho
mas alto, y Finta era digamos tres veces mas fornido, o gordo, por lo tanto las
cosas se veían desiguales.
Un día de esos en los que los
maestros de este país raramente deciden no dar clases, nos enviaron de regreso
a nuestras casas muy temprano, con el argumento de que tendrían una reunión de
maestros, por eso todos salimos tempranos y muy contentos por no tener clase,
algunos decidieron irse de pinta, otros llegar temprano a casa, o aprovechar
para convencer a esa compañera de darnos el sí.
Íbamos caminando algunos
compañeros de salón junto con Finta, cuando al dar vuelta a la esquina de la calle,
encontramos al primo de Loba, y como ya
dije en líneas anteriores, Finta, siempre lo encaraba y lo retaba, pero este
calmadamente rechazaba cualquier reto o contestación verbal, pero esta vez,
finta fue más allá, y le dio un golpe, al hacer esto Finta, el rival se
enfureció, le pidió a uno de sus compañero que le sostuviera sus libros, Finta
se alegro, por fin tendría la oportunidad de golpearlo como quería, y también
pidió que le sostuvieran sus libros.
Hicimos una rueda para delimitar
el espacio donde pelearían, estábamos seguro que habría una masacre, creímos
que en un dos por tres Finta ganaría, pero cual va siendo nuestra sorpresa, Finta
no alcanzo a dar ni un solo golpe, se desplomo como un tronco, el primo de Loba
lo cazo, espero a que este le tirara el primer golpe, y solo una patada le
tiro, se la planto en la boca del estomago, y
Finta sin aire, cayo y se desmayo, lo levantamos y nos lo llevamos
cargando, como si fuera un bulto, minutos después se recupero.
El primo de Loba se marcho, no le
dio ni un golpe más, no era necesario, Finta estaba bien noqueado, y no había
duda de quien había ganado, cuando se recupero le preguntamos que había pasado,
como sino supiéramos, lo habíamos visto todo, y Finta nos dijo que lo habían
agarrado descuidado, que por eso había perdido, y que al otro día se las
pagaría, pero ese día ya nunca llego.
Finta dejo de ir a la escuela
regularmente, y cuando iba se escondía o esperaba a Loba muy alejado de la
escuela, parecía que no quería que se dieran cuenta de su presencia, perdió el
respeto o temor que le tenían sus rivales, es mas perdió hasta a la Loba, ya
que al dejar de ir a la escuela, era fácil que ella aceptara salir con uno, ya no había quien la cuidara y se sentía
libre de hacer lo que quisiera.
Finta creyó que nadie podía
superarlo en los puños, porque siempre ganaba cuando peleaba, se creía
invencible, siempre actuaba con bravuconerías, le funciono un tiempo, hasta que
conoció a su verdugo, porque después de eso, Finta se convirtió en otra
persona, muchos decían que le habían pisado la sombra, otros que había
aprendido la lección, vaya usted a saber que fue lo que en verdad sucedió, pero
a Finta ya no volví a verlo pelear, dejo
la escuela, ya no la termino, lo veía de vez en cuando, pero ya no era ni la
sombra de lo que fue, creo que se volvió pacifista o algo parecido.