lunes, 3 de noviembre de 2008

MARINA


By Alberto Jiménez Ávila
Marina era una estudiante de secundaria que soñaba con disfrutar de la vida a lo grande, había nacido en una población pequeña de apenas veinte casas en donde todos se conocían, y en el mejor o peor de los casos eran familias.

Su pueblo era tan pequeño, que únicamente contaba con una escuela primaria a la que asistían los niños de las rancherías cercanas, cuando terminaban la instrucción primaria, si querían estudiar la secundaria, los padres los enviaban a la cabecera municipal para que continuaran estudiando.

Lo más lejos que había viajado Marina, era la cabecera municipal, y desde que la conoció a los 11 años cuando su madre la llevo a tomarse unas fotos para su certificado de primaria, quedo fascinada, esto era lo máximo, la calle principal estaba pavimentada y una que otra calle lateral, pero lo que mas le gusto, fue que había automóviles y agua potable.

Su pueblo era hermoso, mucha vegetación y un río con agua cristalina en el cual podía bañarse con sus amigas, pero a ella su pueblo no le gustaba porque no había agua potable, tampoco había calles pavimentadas, y lo peor, tenia que ayudar a su madre en las labores del hogar, principalmente acarreando agua en cubetas, las que tenia que llevar en la cabeza.

Sentía que la pobreza en la que vivía en su pueblo no era para ella,  pensó que lo mejor era buscar la manera de evitarla a como diera lugar, por eso en cuanto llego a la pequeña ciudad en donde estudiaría la secundaria, decidió escoger un novio que no fuera pobre, y como se sentía bonita creía que cualquiera podía caer ante sus encantos.

Marina no era alta, mas bien de una estatura mediana, no era gorda, pero tampoco era delgada, termino medio, morena clara, su pelo era rizado y cortó como las africanas, por tal motivo cuando este le crecía demasiado parecía que traía un nido de pájaro en la cabeza, en pocas palabras no era la belleza que ella creía ser, en su salón de clases había compañeras que le ganaban fácilmente tanto en belleza física como en inteligencia, pero eso no la desanimaba.

Al darse cuenta de que físicamente estaba perdida, decidió utilizar otra táctica, en esa época estaba de moda la minifalda,  sus compañeras las mas osadas a lo mucho que se atrevían era recortar su falda hasta las rodillas, porque el reglamento escolar establecía que la falda debía llegar mas abajo de la rodilla, diez centímetro, no menos, (había una perfecta amargada que traía una regla y se las media, “”la falda””), Marina hizo lo contrario, recorto su falda diez centímetro por encima de la rodilla, eso la hacia el centro de las miradas de todos los compañeros de la escuela, era la atracción principal a la hora del receso.

Su caminar lo cambio de uno de una niña con caminar normal a uno de caminar cadencioso y sensual, algunas veces exageraba,  cuando sus compañeras o amigas le decían que su caminar era fingido, ella alegaba y juraba que su caminar era natural,  aunque según ella hacia esfuerzos por cambiarlo, no lo podía evitar. –Me molesta que los hombres me vean de manera libidinosa, decía ella. Pero en el fondo lo disfrutaba porque estaba logrando lo que quería, que la regresaran a ver y en una de esas se le acercara un buen prospecto (victima segun ella).

Después del primero y segundo año escolar, no lograba nada, pero al inicio del tercer año por fin conoció a su príncipe azul, un chavo guapo, era un verdadero adonis, alto, delgado, ojos color miel y de pelo casi rubio, era un chavo nativo de la pequeña ciudad, pero desde pequeño sus padres se lo habían llevado a la capital del país, por eso no era muy conocido, su familia era, o se creía que tenia dinero, por eso Marina, cuando él se empezó a interesar en ella, inmediatamente le dio el si, y todo lo demás conforme este se lo fue pidiendo.

Las amigas de Marina tenían sus reservas acerca de él, pero ella decía para sus adentros, -son unas envidiosas, como ellas no tienen algo así, guapo y rico, quieren que yo también ande con un pobre y feo, como sus novios.

Las amigas tenían razón, el adonis vivía con sus abuelos porque sus padres se habían dado cuenta que este andaba metido en las drogas,  para evitar que se hundiera mas, decidieron enviarlo de regreso a la pequeña ciudad con el fin de que este se rehabilitara, cuando Marina se dio cuenta de eso ya era muy tarde, a los tres meses de andar con él, empezó a sentirse mal, le daban mareos y la panza le empezó a crecer, al darse cuenta de que estaba embarazada decidió ocultar la panza utilizando una faja.

Sus amigas y compañeros de la escuela le decían,-Marina te ves mas gordita, no es cierto, yo sigo igual, decía ella, pero después cuando los meses avanzaban y la panza crecía, cambio la versión de su gordura, “-lo que sucede es que soy muy tragona, en las noche me como dos plátanos machos y un par de huevos“. Los compañeros le decían en tono de broma, -ten cuidado con el plátano, sobre todo si es macho, porque te pueden inflar la panza, y no se te desinflara hasta que cumplas los nueve meses.
Marina tubo que abandonar la escuela, la panza ya no la pudo esconder, y lo peor de todo, el "Adonis Granjero" negó rotundamente ser el dueño o proveedor de los plátanos machos y los huevos que causaron el embarazo de Marina, sus padres vinieron por ella y se la llevaron al pueblo en cuanto nació su bebe,  años después Marina se junto con un paisano de su pueblo que siempre había estado enamorado de ella, pero no le hizo caso en un principio porque según ella, era pobre y vivía en el pueblo.


Cuando se vio sola, abandonada y sin el apoyo  del padre de su hijo, ya no le quedo de otra, tuvo que tragarse su orgullo y aceptar al que antes no quería, pero que actualmente era el único que sin importar que ya tenía un hijo de otro, la aceptaba y la apoyaba.

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