lunes, 7 de junio de 2010

Amor y Fe

By Alberto Jiménez Ávila
Abrahán era un joven muy entusiasta, movido y servicial, por eso en el trabajo todos lo estimaban, siempre estaba atento y disponible para lo que se ofreciera, cuando lo conocí me dio la impresión de que algo escondía, platicaba contigo pero no te veía a los ojos, tenia una mirada triste a pesar de que siempre sonreía. Supe por boca de los demás compañeros del trabajo que pertenecía a los testigos de Jehová y que no se perdía ni una sola de sus reuniones por estar muy comprometido con ellos.

Conforme fueron pasando los días, lo fui conociendo un poco mas, al principio no me hablo de su religión, pero cuando ya me tenia confianza, trato de convencerme que su religión era la mejor, yo como siempre, muy amablemente le comente que de política y religión no me gustaba hablar por ser temas muy difíciles y apasionados, y que lo mejor era hablar de cualquier otro tema menos de esos. Además le dije, para mi todas las religiones son buenas, los malos son sus miembros, que distorsionan lo que dice la Biblia, o la interpretan según su conveniencia, y ya no me insistió mas.

En verdad que era muy devoto, él si practicaba lo que predicaba, amaba su religión y creía ciegamente lo que sus ancianos le decían o interpretaban de la Biblia, por eso hacia todo de forma correcta y siempre siguiendo los lineamientos de su religión para evitar ser amonestado o le llamaran la atención, un día le pregunte, -¿cual es el castigo mas severo en tu religión?- , la expulsión, me contesto. Y eso era lo que mas temía Abrahán, la expulsión para él, seria la muerte, no podía imaginar su vida fuera de su religión.

Nació y creció en esa religión, su madre que había quedado viuda antes de que el naciera, encontró consuelo dentro de esa religión, y por eso cuando él nació, ella decidió ponerle un nombre bíblico, y fue así que le puso el nombre de Abrahán, cuando creció conoció a la mujer que seria su esposa y madre de sus hijos, desde luego ella era de su religión y pertenecía a su congregación, y como todo buen cristiano que sabe seguir sus principios, tenia que escoger una mujer de su religión, porque la creencia entre ellos es que estas mujeres son fieles y buenas.

Un año después de formalizar la relación con su novia, Abrahán se caso, estaba feliz e imaginaba que su felicidad seria para siempre, siendo tan devoto y obediente de los principios bíblicos, sentía que nada podía quebrantar su felicidad, se había casado enamorado y pensaba hacer todo lo que estuviera en sus manos para que su relación perdurara hasta la muerte. Para él, el matrimonio era sagrado, no creía en el divorcio por ser este contrario a los principios bíblicos.

Aparentemente su esposa también lo amaba y se había casado enamorada de él, o al menos eso era lo que él creía, mientras vivieron en casa de su madre nunca tuvieron problemas, ella lo atendía con esmero y el era feliz, pero tiempo después compraron un terreno en pagos, construyeron una casa de madera y se fueron a vivir solos, y fue entonces que todo cambio, ella se volvió exigente y controladora, le pedía todo el dinero de su salario, y para estar segura de recibirlo completo, también exigía el recibo de pago, y diariamente le daba el dinero exacto para su pasaje de ida y vuelta al trabajo.

Él amaba mucho a sus hijos y por ellos hacia lo que fuera para comprarles regalos, y era por eso que lavaba carros o juntaba botes de aluminio o cualquier cosa que se pudiera vender, y el dinero que conseguía lo guardaba para comprarles cosas a sus hijos, porque ella no les compraba nada y siempre estaba exigiendo mas dinero, pobre Abrahán trataba de esconder su tragedia, pero era imposible de hacerlo, nunca traía dinero en su cartera ni para comprar un refresco.

Como compañeros nos preocupaba su situación y a veces se nos hacia exagerado lo que su esposa le hacia y tratábamos de entender el porque él permitía que ella le hiciera lo que le hacia, en una ocasión que estábamos platicando, yo le pregunte si le tenia miedo a su esposa, me dijo que no, - entonces porque permites que tu esposa te trate de esa manera- le dije. Y me confeso que su esposa lo tenia amenazado con decirle a sus ancianos que él era un pervertido, que no seguía los principios de la religión y que en la casa tomaba alcohol. Él sabia que si su esposa lo acusaba de esas cosas aunque no era verdad, los ancianos le creerían y lo expulsarían de inmediato de la religión.

Yo le dije que eso no podía ser posible ya que para eso era necesario presentar pruebas, y no creo que tan fácilmente le crean a ella, me imagino que todos te conocen y saben como eres, -lo que sucede es que ya me a acusado dos veces, y en las dos ocasiones anteriores le creyeron a ella y no a mí, ya estuve suspendido y me advirtieron que la próxima vez seré expulsado-. Era tanta su fe o fanatismo que tenia por su religión, que permitía que su esposa lo chantajeara con ello.

Mientras pasaba todo esto, el hacia todo lo posible por terminar de construir su casa, afortunadamente su esposa si soltaba el dinero para comprar el material y uno que otro conocido o amigo le regalaba material de construcción, pero una vez que termino de construirla ella arrecio el maltrato hacia él, teníamos por costumbre los compañeros del trabajo, que después de nuestro jornada laboral, jugábamos football en la playa, y después de eso, nos bañábamos para quitarnos el mal olor del sudor, pero Abrahán no lo hacia, porque si llegaba bañado y con olor a jabón a su casa, su esposa le armaba un escándalo, y para evitarlo prefería irse apestoso a sudor..

Posteriormente y al ver que nos burlábamos de su mal olor y recibir sobrenombres como Zorrillo y Chivo, trataba de esconder el olor con desodorantes, pero poco tiempo después ya definitivamente no los utilizaba, y era tan insoportable el olor que despedían sus axilas, que el gerente de la empresa tubo que hablar con él para saber el motivo por el cual no usaba desodorante, y la respuesta que dio no fue creíble para nadie de nosotros, su esposa le había prohibido usarlos y tampoco debía bañarse en el trabajo, en caso de no obedecerle lo acusaría con los ancianos, el gerente no le creyó y lo obligo a utilizar el desodorante.

Días después la mujer llego hasta la empresa a hacerle un escándalo a Abrahán, pedía a gritos ver a la compañera prostituta con la que se andaba a costando su esposo y que por eso, según ella, este usaba desodorantes y llegaba bañado a la casa. El gerente hablo con ella y la calmo, le explico que él había dado la orden a su esposo de usar desodorantes y que no era lo que ella pensaba, después de esto aparentemente se calmo.

Pero poco tiempo después volvieron las amenazas, un día ella le pidió que se hiciera la vasectomía, y pensando él que se lo pedía porque ya tenían cinco hijos y así evitar tener mas, acepto inmediatamente, pero una vez que se la había realizado le confeso su verdadero propósito, -si algún día nos separamos y te juntas con otra mujer, no quiero que tengas mas hijos, pero si yo me junto con otro hombre y este me pide un hijo, si se lo voy a tener.

Se veía en el rostro de Abrahán su desesperación, su esposa lo empezó a amenazar que en cualquier momento lo corría de la casa, - sospecho que tú me engañas con alguien, dime quien es, dímelo, si compruebo que es cierto te corro de mi casa, aquí no quiero gente pervertida que nada mas piensa en el sexo como tu-. Le decía ella cada vez que lo amenazaba. Él sabia que nada de eso era verdad, pero sospechaba que como ya estaba terminada la casa, su esposa únicamente quería un pretexto para correrlo. También amenazaba que si lo corría no le permitiría ver a los niños.

Un año después de empezar las amenazas de correrlo de la casa, su esposa cumplió lo prometido, lo demando ante los ancianos de su congregación de ser un pervertido sexual, dijo que este la obligaba a tener relaciones sexuales de forma salvaje, y que también pedía le hicieran cosas especiales y en posiciones inmorales, y si no accedía a hacerlo como él quería, amenazaba con golpearla, los ancianos en reunión privada con ella, le pidieron los detalles de lo que él le pedía hacer, y después de esto, se reunieron con él para informarle que estaba expulsado de la religión, nunca dejaron que se defendiera, simplemente lo expulsaron, además le pidieron que abandonara la casa de su esposa para evitar que le siguiera haciendo daño, también le pidieron que por el bien de los niños no los viera, por ser según ellos una persona enferma que no merecía la confianza de nadie.

Abrahán quedo devastado, en un solo día había recibido tres golpes mortales, había sido expulsado de su religión y había sido corrido de la casa y alejado de sus hijos, se le desgarraba el alma de tanto dolor, no podía entender ese odio tan grande que su esposa tenia hacia él, su religión era lo máximo, siempre se había conducido de acuerdo a sus principios por que creía en ellos, y no solo por seguirlos, en cambio ella, no siempre se regia por estos, delante de sus compañeros o hermanos de religión siempre fingía seguirlos, pero a veces ni siquiera quería salir a predicar.

Le pidió posada a su hermana mientras encontraba donde vivir, y cada quincena le entregaba dinero a su esposa para mantener a sus hijos, pero no conforme con esto, la mujer lo demando alegando que este no le daba dinero para mantenerlos, Abrahán adoraba a sus hijos y le dolía no verlos, por eso no obstante que en el juicio quedo establecido que daría el setenta por ciento de sus ingresos, ella después le exigió el resto a cambio de dejar que los viera una hora cada vez que ella iba por la quincena.

Unos meses después Abrahán encontró quien le prestara un cuarto donde vivir, no tenia dinero para rentar uno, y lo poco que conseguía lavando autos y recogiendo latas de aluminio y cobre, era para comprar sus alimentos, por eso todas las tardes después del trabajo se iba a recorrer las calles para juntar lo que pudiera encontrar para vender, y en uno de esos recorridos se encontró con sus hijos vagando por las calles, cuando los vio se alegro y se puso a platicar con ellos, ellos le dijeron que su mama les había dado permiso de salir a caminar, a él le pareció extraño, pero no le dio mucha importancia, estaba contento de verlos, también le dijeron que todos los días a la misma hora salían a caminar por esa calle.

Sabiendo a que hora y por que calle pasaban sus hijos todos los días, Abrahán los esperaba para verlos y platicar con ellos, estos habían mantenido el secreto como habían quedado de no decirle a su mama que se veían con su papa, porque se enojaría y ya no les permitiría salir solos. Y como ellos si extrañaban mucho a su padre, les alegraba verlo casi todos los días, el siempre había sido bueno con ellos y por eso les dolía y no comprendían el porque ya no vivía con ellos en casa, su madre cuando la cuestionaban únicamente les decía que él era muy malo, y el solo les decía que cuando fueran mas grandes les contaría toda la verdad, que por el momento no se preocuparan, que a pesar de no vivir en la casa, el siempre estaría cerca de ellos para lo que necesitaran.

Un día que se encontró con sus hijos, empezó a llover, Abrahán sabía que antes de llegar a su casa había un arroyo, y pensando en el peligro que podían correr sus hijos decidió ir a dejarlos hasta la casa, a los niños no les gustaba la idea de regresar pronto a la casa, pero Abrahán insistió, diciéndoles que mas tardes podía ser mas peligros y que mejor otro día se verían con mas tiempo, y los llevo de regreso.

Al llegar a la casa la lluvia había arreciado, parecía que el cielo se estaba vaciando, y cuando entraron en ella, Abrahán y sus hijos, se quedaron estupefactos de lo que vieron junto al sofá de la sala, allí estaba la mama desnuda y arrodillada frente a uno de sus vecinos, un muchacho de apenas quince años que estudiaba el tercer año de secundaria, Abrahán no daba crédito de lo que sus ojos veían, le parecía imposible que eso estuviera sucediendo, en ese instante se dio cuenta del porque ella permitía que los niños salieran solos a caminar a la calle y a la misma hora, esa era la hora en que ella se veía con el vecino.

Abrahán se decepciono de su esposa, había mantenido la esperanza de que algún día ella lo perdonaría y le permitiría regresar, pero ahora se sentía humillado y engañado, ella ya ni siquiera iba al templo, se había alejado de la congregación, le dolía el que los ancianos de su congregación le creyeran a ella y no a él de todo lo que les había dicho, la esperanza de una vida nueva se terminaron, pensó que todo lo que había hecho por ser una persona buena , alejada de los vicios y los pecados carnales de los que lo habían acusado no habían servido de nada, y decidió que haría todo lo contrario.

Abrahán cayo en una depresión profunda, Renuncio al trabajo y se dedico al vicio, sin dinero y sin trabajo, se le empezó a ver con los mal vivientes de la calle, vivió debajo de los puentes durante un tiempo, después su hermana lo interno con los Alcohólicos Anónimos, pero nada de eso sirvió, poco tiempo después de haber salido de allí, lo encontraron muerto de bajo de un puente, entre sus pertenencias le encontraron la foto de sus hijos, en ella había escrito , “ustedes son la única razón por la que aun no me he suicidado, porque ganas no me faltan”. Murió de una congestión alcohólica.

Abrahán amo tres cosas en la vida, y de esas tres, dos le fallaron. Primero amo su religión, pero sus miembros le fallaron, después amo a su esposa, pero esta también le fallo, y cuando nacieron sus hijos, los amo más que a nadie, pero desafortunadamente la vida ya no le alcanzo para gozarlos y verlos crecer. En la vida es bueno amar y tener fe, pero de forma ciega puede ser peligroso porque te puede costar la vida, o tu dignidad.

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